La Lactancia materna fue mi pesadilla
- Diana Ramirez
- 17 feb 2017
- 3 Min. de lectura
Durante muchos años escuche testimonios de muchas madres que decían que la lactancia era maravillosa, que se creaba una conexión única con tu hijo... debo decir que en mi caso no fue tan maravillosa.
Cuando quede embarazada, yo fui muy feliz planificando todas las cosas que iba a hacer con Ignacio, desde bañarlo, cambiarlo, arrullarlo y sobre todo, lo más importante, alimentarlo con leche materna.
Comencé a informarme al respecto y todos decían que debía tener paciencia, porque al principio sólo se alimentaría con el calostro y con el tiempo bajaría la leche. Bien! no me pareció tan complicado, sólo era cuestión de esperar.
Pasaron los meses y el momento tan esperado llego, nació Ignacio y luego de unas horas lo llevaron a la habitación para que le dé de lactar. Estaba muy emocionada porque era la primera vez que lo iba a alimentar y el problema era que yo deseaba que todos salieran un momento para estar cómoda, tranquila, pero nadie se movía!! Debo confesar que para mí no es nada fácil tener que sacar la teta delante de tanta gente. No hay forma! debido a esto las 2 primeras horas que pasé con mi hijo no lo alimente.
Después de 3 días en la clínica nos dieron luz verde para ir a casa, como era de esperarse Ignacio salió con lactancia mixta, le daba pecho y luego formula; con esta dinámica eramos muy felices. Cuando cumplió un mes nos dimos cuenta que le caía mal la formula ya que sufría de regurgitaciones. Lo llevamos con su pediatra y este nos indico que sólo lo alimentemos con Lactancia Materna Exclusiva (LME). Yo andaba algo preocupada porque sabía que no tenía mucha leche.
Ya en casa comencé con la LME. Intente de todo para aumentar la leche, tomaba cacao, agua de alfalfa, etc, etc, etc. Pero a pesar de todos los esfuerzos nada era suficiente. Ignacio lloraba de hambre y eso hacia que él no descanse bien. Lo tenía prendido de la teta cada hora y esa rutina se volvía agotadora para mi. No podía salir a la calle ni un segundo, tenía mucha presión por todos lados, comentarios negativos y positivos que me hacían dudar si lo que estaba haciendo estaba bien o no. Entre en una depresión postparto muy fuerte, tanto así que me llevo a no querer estar al lado de Ignacio, quería salir corriendo y estar sola.
Pasé el mes más horrible de mi vida hasta que comprendí que no tenía leche, hablamos con el pediatra y entendimos que necesitábamos de la formula. Sé que no es el mejor alimento para un recién nacido pero realmente me ayudó mucho. Aprendí que no se necesita de un manual ni de nadie que te diga como hacerlo, la lactancia es una conexión tan especial que sólo estaba en mi mente y en mi corazón. No logré la LME pero no se acabó el mundo. Mi hijo creció fuerte y sano y le doy gracias a Dios por eso. Actualmente, tiene el peso y talla adecuada para su edad y es más, está siempre en el percentil superior!!
Espero que nadie más pase por lo que yo pasé, la lactancia con la depresión no es una buena combinación.
Cuéntanos cuál fue tu historia y así hacemos catarsis juntas...
Nos leemos!!
Esta foto es de nuestra primera salida, después de 2 meses.

Disfrutando de mi cholito

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